Era amor, aquello que nos consumía en la tarde,
allá donde las palomas reposan mudas sus alas plegadas,
en la torre donde los deseo guardan ocultos salterios.
Era amor, aquello que nos deleitaba la mirada,
allá donde la lluvia cadenciosa torna gris las aceras
en el instante mágico en que golpea contra el suelo mojado.
Sí, era amor, aquello que nos atrapó sin palabras,
allá prendida en su mirada hipnótica y cristalina
allá perdido en el mar de mis anhelos más ocultos
Enredados..
((Myriam Valentina))
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